¿Desierto en Colombia? Sí señoras, desierto en la fabulosa Colombia. El desierto de la Tatacoa era un destino del cual no conocíamos nada antes de entrar a Colombia. Después de buscar fotos por internet, sabíamos que Neiva y el Desierto de la Tatacoa iba a ser una gran opción.
De Bogotá nos fuimos a Neiva, fueron unas 6 horas de camino. El dedo funcionó hasta medio camino, que tuvimos que tomarnos un bus hasta Neiva. Pero no nos desanimamos. Estuvimos escuchando música como en los viejos tiempo en nuestros viajes por la India.
Llegamos a Neiva de noche, y nuestro anfitrión nos vino a buscar y fuimos a cenar algo. Mañana recorreríamos la capital.
Vamos a hablar de
Neiva, capital del Huila
Neiva es la capital del departamento del Huila que está entre la cordillera Central y Oriental, sobre el margen oriental del río Magdalena, cruzada por el río Las Ceibas y el río del Oro.
Por otro lado, Neiva es una ciudad en proceso de crecimiento y desarrollo. Pudimos descubrir que hay varias alternativas turísticas. Ya sean de tipo cultural o histórico, ambas se mezclan con las tradiciones vivas hasta el día de hoy de los lugareños.
La ciudad se puede recorrer en un día prácticamente. Aunque es la puerta de entrada al Desierto de la Tatacoa, recomendamos pasar un par de días descubriéndola.
Los lugares imperdibles de Neiva.
Seguramente hay más, pero para nosotros los imprescindibles son los siguientes;
Estación del Ferrocarril:
Monumento nacional y patrimonio histórico y arquitectónico del Huila por su arquitectura que data de 1915. Actual sede de la Casa de la Cultura y del Parque Andino, sede de eventos culturales. Está ubicado allí el Parque Mitológico, donde se observan estatuas de los principales personajes de las leyendas huilenses. Dignas de leer o que alguien local te cuente 😉
Templo Colonial:
En uno de los costados del Parque Santander, este templo del siglo XVII conserva originales los pisos de ladrillo, las paredes de tapia pisada, los techos de madera y otros elementos que defienden su importancia histórica.
Catedral de la Inmaculada Concepción de Neiva:
Patrimonio histórico y arquitectónico del Huila por su construcción de estilo gótico. Se encuentra en del parque Santander.
Y no te puedes perder el monumento “Al Mohán” ubicado en el malecón del río Magdalena con calle 10. Es espectacular, y si puedes leer la historia te fascinará 😉 eso lo dejamos para nuestras reflexiones de Colombia 😛

De todas formas, si quieres tener más información sobre Neiva te dejamos este enlace donde podrás encontrar números de teléfonos, e información mucho más detallada. Haz clic aquí.
Nuestra experiencia en Neiva
Estuvimos casi una semana en Neiva, nos recorrimos toda la ciudad de arriba a bajo, y también aprovechamos para trabajar un poco nuestras redes sociales y nuestras transcripciones. De ahí nos iríamos directos hacia el Desierto de la Tatacoa. Nos tocarían noches de luna llena, hermosas pero donde las estrellas se esconderían bajo la luz de la luna.
No nos importó, ya cuando sentíamos que conocíamos Neiva decidimos irnos al Desierto de la Tatacoa.
Preparamos una mochila con la carpa, dejamos algunas cosas en casa de nuestro anfitrión que se portó de 10 con nosotros, y nos fuimos al misterioso desierto.
El Desierto de la Tatacoa
Tatacoa se encuentra a 38 km de Neiva, y es la segunda zona árida más extensa de Colombia. Son 330 km cuadrados de tierra de color ocre y gris con trazos de verdes de los diferentes cactus que aparecen en todo el terreno.
Un dato curioso es que la Tatacoa era conocido por el nombre de «el Valle de las Tristezas», por los rastros de deterioro que notó en su territorio el conquistador Jiménez de Quesada cuando llegó ahí.
Pero lo que nos sorprendió realmente, fue que el famoso Desierto de la Tatacoa no es justamente un desierto. ¡Ah! eso no te lo esperabas ¿eh? Pues no, no es un desierto, sino un bosque seco tropical. Además, su nombre “Tatacoa” también se lo dieron los españoles, remitiéndose a las serpientes cascabel.
Los lugareños, porque hay comunidades viviendo en la misma Tatacoa, incluso hay escuelas, nos dijeron que ellos sabían que antaño la Tatacoa había sido un jardín con miles de flores y árboles que poco a poco se fueron secando para convertirse en un desierto.
Nuestra experiencia en el Desierto de la Tatacoa
Decidimos averiguar precios en la terminal de autobuses. Habían buses que te llevaban hasta Villavieja, el pueblo más cercanos al desierto de la Tatacoa por 7000 pesos colombianos cada uno. Si querías que te llevaran al desierto te pedían casi el doble…
Nos habíamos levantado tarde, y por comer como Dios manda llegamos tarde a la terminal y estaba a punto de oscurecer. A las 18 hs ya empezaba a oscurecerse el día en Neiva. No lo pensamos mucho, intentamos rebaja, no lo conseguimos.
Vimos algunos turistas que volvían del desierto, les preguntamos los precios y nos dijeron que estábamos en lo correcto. Bueno, aceptamos.
Por fin en la Tatacoa
Llegamos casi en poco más de una hora. No era un bus, era una berlingo donde metían a gente a mansalva. Bueno, nosotros no íbamos tan incómodos, pensamos.
Llegamos a Vilavieja, ahí teníamos que ir hasta el desierto. De donde te deja el «bus» hay un hombre con una insignia del ministerio de turismo con precios exactos al Desierto. No sabíamos bien qué hacer. Decidimos pagar un taxi que era una especie de tuk tuk al cual pagamos por llevarnos al punto más cercano del desierto de la Tatacoa, al observatorio. Pagamos 15000 pesos colombianos los dos, el precio era por vehículo, no por persona.
La noche en el desierto
Ahí mismo hay campings. Aunque nuestro anfitrión en Neiva nos había dicho que podíamos acampar por nuestra cuenta en el desierto, al ser de noche y no tener casi batería en el teléfono, decidimos no arriesgar y pasar esa noche en el camping por el cual pagamos 12000 pesos colombianos los dos. Ya habíamos estado en el desierto del Sahara pasando la noche, y no pasamos frío allí por lo tapadísimos que estábamos en la haima. Aquí no parecía que fuéramos a congelarnos como en Marruecos…
Era noche de luna llena, pero cuando llegamos tuvimos el tiempo suficiente para montar la carpa y poder contemplar ese cielo estrellado que parecía que se nos iba a caer en cualquier momento encima.
En cuanto empezó a salir la luna y a ponerse tímidas las estrellas creímos que era oportuno cenar y tomar unas cervezas a la luz de la luna llena. Habíamos llevado de Neiva algunos víveres, así que lo preparamos todo y disfrutamos la noche.
El desierto nos despierta
Al día siguiente nos levantamos temprano. Pasamos de una noche llena de historias misteriosas, de ovnis y alienígenas a decidimos recorrer el famoso desierto.
El Desierto de la Tatacoa tiene dos colores característicos: ocre en el sector del Cuzco y gris en la zona de Los Hoyos. Llegar hasta los Hoyos, no es fácil a pie. Pero ahí hay unas piscinas, artificiales, que dicen que son hermosas. Nosotros nos dedicamos a investigar cada rincón de la zona en la que estábamos. Nos sentimos como hacía más de un año, cuando estábamos por el norte argentino. Otra vez estábamos en Marte.
Conclusión
Después de un par de días en el desierto de la Tatacoa, y de pasar casi una semana en Neiva, sabíamos que ya habíamos cumplido nuestro tiempo en el Huila. Teníamos que seguir camino, ahora qué nos iba a deparar la ruta…
No lo sabíamos, lo que sí sabíamos es que el desierto no era tal desierto, que Neiva tiene mil leyendas, mitos y tradiciones que muchos colombianos no saben y que a veces lo más interesante de un lugar es la mezcla de la gente y sus tradiciones enmarcados en el paisaje que les envuelve.
Gracias Huila 😉
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No tenia idea de que en Colo.bia existiera desierto.
Gracias por sacarme de mi ignorancia
jajajaja ni nosotros!!!! de nada, es lo bonito de compartir!!! Abrazo y gracias por tu comentario Alex Ruben!! 🙂
La magia de la geografía de exploración <3