Después de mimetizarnos cada día un poco más con Venezuela y los venezolanos, dejábamos atrás la sabana y Puerto Ordaz, que sería nuestro primer contacto con este país tan mediático, y estábamos decididos irnos directos al Caribe venezolano.
¡Ah! Si te perdiste nuestras primeras impresiones y sensaciones, aquí te dejamos el enlace para que puedas leer el artículo; Venezuela, Bienvenidos al «infierno». No os dejéis guiar por el título 😉
Entones… seguíamos el norte, para esta vez encontrarnos directamente con el Caribe venezolano. La cosa fue más o menos así;
Vamos a hablar de
Nuestro camino de Puerto Ordaz a Puerto la Cruz.
Estábamos en Puerto Ordaz, y la siguiente ciudad iba a ser Puerto la Cruz, ya en el Caribe venezolano, donde nos esperarían una familia amiga.
Pagamos nuestros pasajes en la terminal de Puerto Ordaz, en este momento a 4.500 bolos cada uno, menos de 2 dólares, según el día. Y para no perder la costumbre, el trayecto que nos dijeron que iba a ser de 5 horas fue de 7…
El bus fue de mejor calidad que el del trayecto de Santa Elena a Puerto Ordaz, un punto que sumaba. Nosotros ya pensábamos que todos los autobuses iban a ser como el primero, pequeño, donde las maletas y bultos van arriba en la puerta trasera del bus… Mucha gente, y muchas paradas.
Esta vez no fue el caso. El bus era bastante moderno, con aire y reclinable. Antes de llegar a Barcelona (la de Venezuela), hubo una parada de control, muy típico en Venezuela. No hay que ponerse nervioso, paran mucho, te piden la cédula o el pasaporte, y en algunos casos te revisan la mochila. Nosotros no estamos haciendo nada malo ni ilegal, así que sin más pasamos otro control que al final se iba a convertir en rutina en nuestro paso por el país, pero sin complicaciones.

El trato con los militares.
Es muy importante dos cosas al tratar con los militares en este país:
Una: es no faltarles nunca el respeto ni hacer nada que pueda llevar a ese mal entendido.
Dos: no tenerles miedo, no titubear. Son personas como cualquier otra, y si una no está haciendo nada malo no tiene porque entrar en pánico.
Yo lo comento, porque a mí incluso que me paren en casa me da un qué sé yo… horrible. Pasar aduanas… no sé toda esa cosa no me siento cómoda, pero aquí como que lo estoy aprendiendo a superar, así que lo aviso para que no se hagan paranoias ni se asusten. Es normal.
Llegada a Puerto la Cruz
Llegamos alas 21:30. Hora que no nos gusta para nada llegar a ninguna parte del mundo. Dijimos mil y una vez que no llegaríamos a ninguna ciudad de ningún país del mundo pasadas las 19 – 20 hs. Porque por lo general ya es oscuro y es más difícil todo, orientarse, preguntar a la gente…
Bueno, esta vez nos volvió a pasar… Por suerte nos recibirían Fran y Jessica con su hijito Gianfranco. Nos dijeron que fuéramos a la plaza Bolívar y los esperemos en el control policial de la plaza.
Bajándonos del bus, todo oscuro, volví a sentirme tal y como me sentía un día antes de entrar en Venezuela; Aterrorizada.
De noche y sin conocer la ciudad
Estábamos en una ciudad «picante» de Venezuela. Era de «noche» y teníamos que caminar hasta una tal plaza Bolívar (como dato curioso, todas las ciudades, pueblos tienen una). Ok, sabíamos que no era muy lejos, que eran apenas como unas 3, 4 cuadras… Pero todas esas noticias del exterior sobre, si vas a Venezuela muerte, eso es el infierno… bla bla bla, volvieron a resonar en mi interior. Yo no hablaba, Juan trataba de distraerme para tranquilizarme, sin éxito. Agarramos las mochilas y sin pensarlo fuimos directos a la plaza y a buscar a la policía donde ahí nos encontraríamos con nuestros amigos.

Preguntamos a un policía si íbamos bien. nos dijo que sí, que todo recto. Ok. Nuestro paso era ligero. Firme. Las calles que pasábamos eran comerciales, todo estaba cerrado. Pasaron un par de muchachos, una familia (a la que casi voy corriendo a caminar con ellos, jajajaj, no, es mentira, pero lo pensé) y unos tres chicos de los cuales pensé todo lo peor del mundo.
¿Y qué pasó? Nada. Llegamos a la plaza, vimos la policía y esperamos a nuestros amigos. Nos vinieron a buscar y fuimos a la casa a descansar. Era viernes, quizá eso hizo que hubiera más gente en la calle… no lo sabemos, pero tampoco fue para tanto.
Primeras impresiones de Puerto la Cruz

Después de la primera noche, de descansar y ponernos al día con Fran y Jessica y como no, amar profundamente a Gianfranco, al día siguiente salimos a hacer la típica ruta de reconocimiento de la zona. Recorrimos el centro y probamos por primera vez una deliciosos tequeños.
Tequeños: Es una fritura rellena de queso caliente a la cual se le puede poner cualquier tipo de salsa.
Los tequeños pasarían a formar parte de nuestra dieta en Venezuela. Con la barriga llena, nos fuimos a buscar el Caribe venezolano.
¡Y por fin lo encontramos!

Ese momento, no me lo podía creer. Juan sacando fotos y yo pensando en todo lo que ya habíamos recorrido… Desde Ushuaia y ahora ya, en el Caribe venezolano…
Dejé esa ñoñería a parte y empecé a disfrutar de los colores, del aire, de toda esa panorámica.

Más tarde fuimos a pasear por el malecón, era carnaval, así que había mucha fiesta en la calle. Había comparsas y se vendía de todo, desde comida, artesanías e incluso había un tatuador en plena calle haciendo, obviamente, tatuajes…¡¡Y de verdad!!

La ciudad se puede recorrer en un día, tranquilamente, pero todavía nos quedaba recorrer Barcelona, una de las ciudades más históricas de la región, Lecheria que es la ciudad high y cómo no, las islas de Mochima, el parque natural del oriente del país con unas playas idílicas.
El Caribe venezolano, por fin.
Después de disfrutar de los carnavales, decidimos ir a una de las islas del parque natural de Mochima.
Primero lo soñamos, ahora lo vivimos. Caribe aquí estamos.
La travesía para ir y volver a la famosa isla de El Saco estuvo llena de aventuras.
La cosa fue así;
Era domingo, domingo largo de Carnaval. Si ya es normal que los venezolanos vayan a la playa los domingos, aún van más si es un finde largo. Primero dejar claro que, desde Puerto la Cruz se puede ir a varias islas del Parque Natural Mochima, y la playa de la ciudad no es recomendable bañarse.
Ok, vamos a alguna isla, dijimos. Había que salir pronto de casa y así lo hicimos junto con nuestros amigos Fran, Jessica, Maribel (y sin olvidarnos del amor de Gianfranco). Llegamos a las taquillas y nos tocó esperar en una fila larga.
No nos desanimamos. Después de sólo 4 horas de espera conseguimos un comprar un pasaje para un bote compartido con otras personas, ya que los oficiales no salían… Tuvimos suerte.
Teníamos algunas dudas, pero mientras que no nos estafen y luego nos traigan de la isla a la ciudad, todo iba a ser perfecto.
Esperamos un poco más hasta llenar la embarcación. Luego las «organizadoras» no les cuadraban los números, les faltaba dinero y les sobraba gente… Se arreglaron entre ellos y al final subimos al bote.
¡¡¡Por fin nos íbamos a la isla!!!
Pero la cosa no iba a acabar ahí.
Una vez nos alejamos de la ciudad, el mar empieza a verse más picado, extraño para esa hora del día nos comentaban nuestros amigos (esas cosas suelen pasar a la vuelta). No veas si estaba picado, que la lancha subía y bajaba las olas como si fuera una atracción de algún parque acuático. Las primeras tres olas, que saltamos y nos empapamos, fueron divertidas, graciosas. Incluso en un momento pensé que teníamos que levantar los brazos y gritar. No, eso no era buena idea, la gente empezó a gritar conmigo…
Los 40 minutos siguientes fueron cansinos. Niños llorando, borrachos deprimidos, ancianos asustados… Nosotros como buenos gringos no perdimos la sonrisa, nos molestaban más los saltos y el «vientito» que corría, que el agua que nos iba mojando toda la espalda (los bolsos, las zapatillas, cámara de fotos…).
El Caribe venezolano nos estaba bañando antes de bañarnos nosotros en él.
En la isla El Saco
Una vez en la Isla, y pisando tierra firme, nos dieron la bienvenida un grupo de muchachos al son de «Bienvenidos, turistas, bienvenidos» (cantaban efusivamente) y te hacían un pasillo con baile por la pasarela donde bajabas del bote para ir a la magnifica playa que puedes ver en las fotos.
¿Surrealismo? Sí, mezclado con esos colores y esa belleza natural nosotros no parábamos de cantar el «bienvenidos, bienvenidos…» mientras no nos podíamos creer donde estábamos.
Volver con mil litros de Caribe en los zapatos.
Disfrutamos más de 5 horas en la playa, cuando tocaba volver el bote no aparecía…
Esperamos pacientes unas 2 horas y antes de ponernos a llorar apareció. Nadie se puede quedar en la isla a dormir, nos dijeron.
Ok. Nos subimos en el bote, y si la ida ya nos había parecido toda una aventura la vuelta iba a ser eso mismo, elevado al cubo.
Directamente yo fui en bikini, y Juan en bañador, la ropa que se había mojado antes y que habíamos podido secar al sol no la íbamos a someter a lo mismo de antes, mil litros de mar Caribe venezolano.
La barca se movía muchísimo. Agua por doquier. Por suerte fuimos a orillas de las islas, pero el viento y el agua hicieron ese trayecto complicado, por el frío más que nada y por que Gianfranco la pasó muy mal 🙁
Por suerte una vez en casa, comidos y secos todos caímos rendidos.
Concluyendo
Toda una aventura nuestra primera experiencia en el Caribe venezolano. Sí señoras. Llegamos a la ciudad. Pisamos tierra firme y nos fuimos corriendo a secar con los cuatro pareos que habíamos guardado en bolsas para que no se mojaran. Un ron, un tequeño y una ducha de agua caliente nos quitarían la tontería. Eso sí, fue un día inolvidable de playa. La isla El Saco es de las de postales.
Por fin vivimos uno de nuestros sueños, uno de muchos.
Como siempre chic@s, para los que hayan llegado hasta aquí con la lectura, ¡¡¡Graciaaaaas!!!
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Estas pequeñas cosas nos ayudan a seguir con nuestro proyecto de vida en viaje, viaje de vida, ahora 17 meses uniendo Ushuaia-Alaska por tierra. GRACIAS

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que hermoso, saber de sus aventura por Venezuela les sigo por acá y por instagram, siga disfrutando de mi bello pais. que bonito y gratificante leer que personas extranjeras como uds se enamoran de las bellezas naturales y la calidez de su gente. sigas disfrutando.
Sí!! Enamoradísimos de Venezuela y de los venezolanos!! Aun nos queda mucho por recorrer de este hermoso país!!
Abrazo fuerte!!
Que rico es leer de sus aventuras por mi bello país. Gracias por tomar la desicion de recorrer estas tierras, sin duda alguna les encantara. Venezuela es mas bella cuando la conoces.
Ojala y algún día pueda emprender un proyecto de recorrer el mundo como el de ustedes.
¡¡¡Hola Oriana!!! Gracias por tu comentario 🙂 nos motiva a seguir escribiendo y demostrarle a la gente que Venezuela es mucho más que lo que dicen los medios en el exterior. Un abrazo fuerte!
sigan sigan disfrutando y espero vuelvan mas pronto de lo imaginado, al venezolano nos encantan recibir turistas de talla como uds.
GRaaacias por tus palabras Merly!!!Venezuela tiene cosas increíbles <3 enamorados!!
Hola Juan y Carol. Soy venezolano y hace 24 años que vivo en Argentina. Leer su historia me hizo retroceder a los tiempos en que yo era un «carajito» y me iba con mi mamá y mis hermanos a Mochima. La pasábamos tan bien! No me imagino como estarán esos lugares hoy en día. En aquella época todo era muy virgen. Playa Blanca, Conomita… Esa playa que mencionas nunca la conocí, pero me la anoto en la lista para cuando vuelva algún día.
Yo estoy en la etapa de convertirme en viajero. Después de tanto rodar y trabajar, me di cuenta que la vida es una y que lo mejor que puedo hacer es viajar. Estoy con muchas dudas de cómo movilizarme, donde hospedarme, de donde sacar dinero para los gastos que surjan, etc. Pero gracias a los grupos de viajeros y mochileros de Facebook a los que me he unido, muchas de esas dudas se están yendo. Seré un viajero-mochilero sin dinero o «gasolero» (como dicen Uds acá). Quien quita nos crucemos algún día en el camino. Buenas rutas mi gente y espero que hayan disfrutado de muchas cosas mas en mi hermoso país.
PD. Se extrañan los tequeños!
Hola Royman!! Gracias por tu comentario!! Lo de los «carajitos» nos encanta jaja. La verdad es que ser viajero/mochilero sin dinero parece muy difícil, pero en el camino se aprende y luego es bastante fácil, y alentador, por ello no te preocupes. Mochima es hermoso, y aunque ahora quizás sea más inseguro que antes, es sumamente visitable, ellos viven del turismo, no dejan que pase nada. Cuando arranques a viajar avísanos y en lo que podamos te ayudamos!! Léete el artículo de como ganar dinero viajando, seguro te sirve!
Abrazo grande y un tequeño a tu salud!!
Qué divinos!!! Ya saben que los sigo en Instagram y aquí, no paro de sonreír cuando los leo, así, descubriendo América y el mundo. Hermosa Venezuela, gracias por compartirla! 🙂
Poli!!! Vos siempre tan linda!!! Nosotros también te seguimos en tus abrazos infinitos!! Siempre nos saca una sonrisa leer algún comentario tuyo acá o en el instagram!!! Un abrazo fuerte y muchos viajes!!!!