San Martin es una ciudad situada sobre la costa del lago Lácar ubicada al sudoeste de la provincia del Neuquén, Argentina, zona también conocida por ser territorio de pueblos Mapuches. En mapudungun se llama «Pucaullhué», lo cual significa «Lugar de las gaviotas».
Con un entorno natural excepcional, custodiado por el Parque Nacional Lanín, San Martín está asentada en la Cordillera de los Andes y fue la última ciudad patagónica que se fundó encuadrada en la campaña al desierto a las ordenes del General Roca en 1898.
Si bien es una localidad turísticamente muy importante para la provincia y para el país, sigue teniendo un aroma a pueblo que la diferencian de otras ciudades más grandes y quizá con un paisaje similar como podría ser San Carlos de Bariloche.
No hay complicaciones para llegar, se puede llegar por tierra o por aire ya que a 22km consta de aeropuerto propio.
Nosotros llegamos por tierra desde el sur, desde Villa la Angostura, y gracias a un amigo recorrimos la ruta de los 7 lagos, que va desde Villa hasta San Martín, 100% recomendable para parar en todos los miradores e incluso pasar alguna que otra noche acampado o en las cabañas de la costa de alguno de los lagos de la ruta.
El sur de San Martin de los Andes se mezcla entre lagos, montañas y bosques con mil tonalidades de colores que te dejarán boquiabierto y pensativo. La naturaleza que se ve es tan abrumadora que te abstrae de cualquier pensamiento urbano.
Las casas se adaptan con delicadeza a su entorno, y pareciera que la ciudad se creó con un cierto equilibrio entre naturaleza y hombre, muy complicado incluso para los tiempos que corren.
Para ver la magnitud de la ciudad es de sugerir subir hasta el mirador de las bandurrias, entrada a 5 pesos por persona, ya que se encuentra situado dentro de una comunidad Mapuche.
Desde ese mismo mirador se puede ir a la islita, un camino sin complicaciones y de bajada desde el mirador. Y sí, hay tal islita e incluso los más atrevidos pueden nadar hasta ella, un lindo lugar para pasar todo el día y descubrir los distintos rincones de la ciudad.
También se puede ir a otros pueblos chiquitos de alrededor en bus local o en barco e incluso si se cuenta con una buena condición física se puede hacer caminando.
Hay varios miradores en la ruta de la ciudad hacia el sur, de los cuales se puede ir caminando sin problemas por la ruta desde San Martín. Te vas a encontrar con locales haciendo deporte y con un sendero que no va a complicar el tránsito de los autos en ningún sentido y uno no va a temer por su vida.
La ciudad perfumada de pueblo tiene esa tranquilidad que sólo es interrumpida por las almas aceleradas de los turistas no acostumbrados a ceder el paso al peatón y tocando bocina por cualquier circunstancia, pero incluso así, se respira paz, tranquilidad y se nota que hay una gran población bien asentada económicamente.
A parte de su turismo invernal de ski, y de las playas de los lagos en verano, San Martín de los Andes ofrece múltiples opciones para engancharse a la ciudad y no querer saber nunca nada más de las metrópolis.
Incluso cuando se esconde el gran astro, y la naturaleza da descanso a los sentidos, la noche sanmartinense también tiene mucho para ofrecer. Sin duda una buena cerveza artesanal con unas empanadas y un chocolate de postre sería una buena manera para terminar el día. Ojo para las personas con economía reducida sería un lujo, pero un chocolate al año, dicen que no hace daño.
El paraiso existe. Vivilo

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Me encanta como describen todo… y claro la belleza y la delicadeza contagia y asi se funde y se logran las cosas hermosas. besosssss