San Carlos de Bariloche, está situado a la orilla del lago Nahuel Huapi, en la provincia de Río Negro.
Es una ciudad grande y no sólo por sus habitantes sino por la extensión que tiene que supera los 40 km de largo.
La ciudad es hermosa muy pintoresca, es una parte de Europa, una parte de Suiza más bien, en medio de la patagonia argentina.
La ciudad cuenta con dos temporadas de turismo; la fuerte, la dqe invierno, con sus montañas para esquiar y hacer cualquier deporte de invierno. Y la que está teniendo cada día más adeptos, la de verano, con sus trekings y miradores.
Entre montañas y lagos hermosos, el chocolate y la cerveza artesanal son otros de los atractivos de los que uno puede disfrutar.
Como no podía ser de otra manera, llegamos haciendo dedo y no con facilidades. Fueron varios tramos, con el cartelito en mano y con paciencia nos fueron acercando. Nos dejaron a las afueras de Bariloche, en una zona de viviendas de construcción precaria. Allí ya pasaban los autobuses y nos subimos a uno que nos dejaba en pleno centro...
¡Qué diferente es a todo lo visto! Turismo, mucho turismo… Muchísimo turismo. Todo muy bonito, a precios lejanos a nuestro bolsillo, pero lindo hasta para ver.
Por primera vez en el viaje, y en mucho tiempo, fuimos a bailar. Con nuestros primeros hospedadores, Pivi y Camilo, fuimos a una fiesta donde la comida y la bebida corrían por cuenta de los cumpleañeros. Bailamos toda clase de cumbia durante horas y cuando hubo terminada la fiesta, nos fuimos a otra discoteca con vistas al lago Nahuel Huapi, donde vimos amanecer, Bar la Cantina, un lugar donde suelen ir los locales a terminar la joda.
Pasada la resaca del jolgorio fuimos a casa de nuestros segundos hospedantes. Miguel y Maria. a quienes ayudamos a poner un lindo mueble rústico. Ellos nos llevaron hasta la Colonia Suiza (dentro de la ciudad, pero a más de 30 km) donde compartimos un caro aunque rico curanto (su peculiaridad es que su cocción de realiza bajo tierra).

También nos llevaron a diversos miradores y cerros donde contemplamos la ciudad desde las alturas y diferentes ángulos. Y lo rematamos con un paseo por un bosque de arrayanes. Seguimos nuestro breve paso por San Carlos de Bariloche visitando la cascada de los duendes a la cual se llega después de una linda caminata.
Bariloche es un lugar muy lindo, no obstante su enfoque híper turístico nos tiró un poco para atrás. Pudimos probar uno de sus chocolates gracias a una muestra gratis, porque pagar por ello es casi un crimen y la cerveza artesanal quedará pendiente para otra vez.
Al margen dejaremos la discusión sobre el contraste entre los barrios acomodados y los barrios marginales. Tampoco ahondaremos en la posición de privilegio de los eurodescendientes en contraposición de los nativodescendientes.
Concluyendo, nos despedimos de María, Miguel y sus perros mellizos Ponyo y Pumba, y levamos anclas para visitar la reputada Villa La Angostura. Otras historias nos esperan.

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Hermoso es Bariloche, que ricos chocolastes
A mi tb me dio la sensacion de q estaba muy explotado por el turismo, pero no deja de tener buenos trekkings! Animos chicos!!!