Camino de Salvador a Aracajú

Seguimos buscando el norte y las playas de Bahia y Sergipe son parte del camino.

De Salvador, la capital de la Bahía nos fuimos a Arembepe, un pueblo poco y nada, turístico. Pueblo de pescadores y gente local, ahí nos hospedamos en un apartamento en plena playa en Flat Ylê Querino … y nos encantó su encanto.
Pasamos 5 días relajándonos (si aun podíamos más), en sus hermosas playas llenas de piscinas naturales y «cascadas».

Las playas empiezan a tener una barrera de coral que en muchas ocasiones hacen que no lleguen las olas a la orilla y al subir la marea la sobrepasa haciendo efecto catarata. Resultado: una piscina natural de agua salada y todos los tonos que hay entre el azul y el verde. Eso iba a ser una constante a partir de ahora.

«Cocoteros, playas piscinas, abanicos de verdes en el agua y calor»

No podíamos perdernos la oportunidad de conocer Praia do Forte. Esta es mucho más turística en infraestructura y en todo a solo una hora de Arembepe. Hermosa.

Con todo, queremos dedicarle un post específico a las playas de esta zona de Brasil con fotos y con más datos.

¿Cómo llegamos?

De Salvador fuimos en Blablacar hasta Arembepe por unos 95 reales. El bus desde el centro de salvador salía 20 reales. Eramos 4 así que aprovechamos el Blablacar.

De Arembepe a Praia do Forte:

En la carretera principal de Arembepe después del puente paran buses que te llevan a Praia do Forte entre 5-10 reales ida dependiendo del tipo de bus.
Fuimos y volvimos en el día.

Adios Bahia:

Bahia nos enamoró. Si bien la pudimos disfrutar con nuestros amigos y eso sumó mucho todo. Bahía es hermosa. Cada rincón tiene algo pintoresco.
La gente es más cálida y risueña.
Pero teníamos que seguir camino.

«Decir adios es crecer» dijo el gran Cerati»

Y así hicimos. Nos despedimos de nuestros amigos y fuimos directos a la capital de Sergipe, qué es el estado más pequeña del país. Aracajú.

Llegamos a Aracajú.

Nos envolvió una tristeza combinada con pereza para seguir viajando. Sí, estas cosas pasan…
No teníamos la cabeza para hacer dedo… Decidimos ir en bus.

Tuvimos que volver de Arembepe a Salvador (a la terminal de bus) para ir a Aracaju.
Decían que podías arriesgarte a esperar en la carretera de Arembepe el bus que iba para Aracaju. Esta vez no estábamos para arriesgar. Preferíamos pasar 6 horas en un bus.

Impresiones de Aracajú.

Allí estuvimos 10 días. Algunos dicen que es mucho tiempo. Quizás sí, pero nosotros tuvimos la gran suerte de caer en casa de Tassi y Edila. Unas genias que nos enseñaron toda la ciudad, la playa y las comidas típicas.

Ahí nos relajamos. Volvimos al mundo del viaje con más fuerza e integramos dos amigas más a nuestra familia.

Aracajú se puede visitar en un fin de semana.
Un día recorres el centro y el mercado y otro la orla y las playas.

Las playas aquí son más marrones, largas y anchas. Al brasilero medio no le gusta que haya tanta arena (50 metros hasta la orilla) y mucho menos que sus aguas no sean verdiazules, al margen de que sean calientes y tranquilas.

Tan cómodos estábamos que nos quedamos hasta mi cumpleaños. Me sorprendieron con una torta y una salida nocturna hasta el amanecer ¡De puta madre!

 

Aunque muchos nos dijeron que Aracajú no da para estar tanto tiempo, para nosotros siempre estará en nuestros corazones.

Y seguimos buscando el norte …

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Categories: Viajes

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