Vamos a hablar de
Saliendo de BH para llegar a Diamantina:
Salimos de Belo Horizonte hacia Diamantina un lunes, temprano, a las 4am.
Yo (Carol), la verdad que estaba algo acojonada esa noche, que dormir dormimos más bien poco.
Salir de las grandes ciudades cuesta, es difícil y hasta se hace pesado. Decidimos hacer un blablacar que nos sacara de la ciudad. Conseguimos uno, no iba hasta Diamantina pero nos dejaría más o menos a la mitad del camino. Perfecto pensareis… sí si la condición del blablacar no hubiera sido estar a las 4:20am en la estacion de buses. Eso no me hacía mucha gracia.
Juan estaba tranquilo, yo me angustié. A veces pasa. Estuvimos hablando, había otras posibilidades. Volver a casa jajajajaja ir en bus directamente que salía un riñón y parte del otro (el transporte en Brasil es caro) o ir tranquilos con el blablacar y una vez en la mitad del camino ser positivos y pensar que todo va a salir bien.
Esta vez Juan tiró del carro. Fue positivo, me ayudó a entrar en razón y así nos levantamos temprano y fuimos hasta Curvelo.
Allí llegamos a las 8:30 am. Perfecto, íbamos a tener todo el día para hacer dedo para 170km… Todo apuntaba a que nada nos podía fallar.
Nos dejaron en un posto (gasolinera) hicimos dedo, dos horas casi 3, hasta que llegó un hombre de la nada y llamó a un amigo suyo. Ese amigo nos llevó (después de acompañarlo a hacer todas las entregas) a Diamantina. El trayecto de menos de 2 horas fue de 5, tranquis. Eso sí, muy agradecidos al hombre que llamó (que para ser sinceros al principio no le teníamos mucha fe) y al camionero que nos llevó.
Hola Diamantina!
Llegamos, hacía un sol extraordinario. Buscamos wifi y contactamos con Letizia, una amiga que nos esperaba allí.
¿Pero donde caralho estábamos?
Clara, una amiga de Juan que vive en Brasil nos recomendó muchísimo que si estábamos en Minas Gerais (y lo estábamos, estábamos en la capital Belo Horizonte) fuéramos a Diamantina, que no nos íbamos a arrepentir.
No sabíamos absolutamente nada de esa ciudad. NADA. Y eso fue más genial si cabe.
Situemos Diamantina en el mundo
Diamantina se llama así por la gran cantidad de diamantes que se encontraron en la región. Esas piedras no se quedaron mucho tiempo en el país, la Corona Portuguesa se las llevó plácidamente.
De esta ciudad cabe destacar a la negra más famosa de la historia del Brasil, Xica da Silva. Ella era de Diamantina, vivió y murió allí. La Historia de Xica da Silva, pese a tener muchas novelas en sudamerica muy conocidas y con un rating muy alto, nosotros no la conocíamos. ME ENAMORÉ de la historia y de la parte de leyenda de esta mujer por eso quiero dedicarle un articulo más adelante 😛
Otro dato a tener en cuenta es que en el año 1999, fue nombrada por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Una ciudad llena de laderas, donde hay que saber subir y bajar 😛 (chiste paraguayo). Hermosa. Otro Brasil.
Impresiones de Diamantina.
Diamantina fue nuestro primer destino totalmente fuera de los prototipos de turismo que fuera de Brasil uno tiene del país.
Ciudad colonial, y de universitarios. La gente camina tranquila por las calles. En el aire se respira un aroma de paz y sosiego que personalmente, me recompuso de ese otro Brasil de las películas.

Montañas y cascadas para desconectarse, gente amable y mucho movimiento cultural a causa de la cantidad de universitarios que allí viven.
El turismo está haciendo algunos estragos entre la gente local. Esto sucede porque ellos no pueden pagar los precios altos que los bares ponen para según que fiestas locales. Cosa que los acaba excluyendo de sus propias fiestas.
Nuestra experiencia.
Gracias a Letizia, nuestra amiga que nos acompañó esos días por Diamantina, y gracias a que ella estaba estudiando turismo, pudimos conocer sobre las historias de esclavitud a causa de los diamantes.
Solo en el centro se pueden ver 7 iglesias, cada una de ellas para un segmento de la población.
Nos contaba que los negros que habían sido liberados, vivían en una calle particular para ellos, pero que las casas tenían que ser como la de los blancos ricos, con ventanas bajas que indicaban que había esclavos.
Despidiéndonos de Xica y de Diamantina.
En fin, pasaron varios días, descubrimos la noche Diamantina, el fuerte viento, sus montañas y las iglesias y algunos museos. Fueron días tranquilos donde el sol, la lluvia y el viento estuvieron presentes todos los días en diferentes momentos.
Ciudad/pueblo que recomendaríamos a cualquier persona para descubrir el otro Brasil, el que no tiene playas ni selva, el que fue esclavo, el que tenía muchos diamantes, el colonial. Y como no, se come excelentemente como en cualquier parte de Minas Gerais.

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