Elegimos Tunja como próximo destino después de visitar San Gil y sus alrededores porque nos habían recomendado visitar Villa de Leyva. No pensamos mucho en qué tendría la ciudad en sí. Pero desde que levantamos el pulgar en San Gil todo fueron sorpresas.
Vamos a hablar de
Tunja; la ciudad donde viviríamos
Pasamos de no saber absolutamente nada de esta ciudad andina de Colombia a decididamente saber que podríamos vivir en ella.
Situemos a Tunja en el mapa
Con clima andino, Tunja es la capital del departamento de Boyacá a 130 km al noreste de Bogotá, capital de Colombia. Está situada en los andes orientales y es reconocida como un importante centro literario, científico, cultural e histórico. Además, actualmente está considerada como la ciudad Universitaria de Colombia y la ciudad más segura de Colombia según el informe presentado por el Centro Internacional para la Prevención de la Criminalidad.
Cómo llegar:
Desde San Gil se puede llegar en autobús desde la terminal terrestre, y de la misma forma se puede llegar en 3 horas si no hay mucho tráfico, desde la capital del país, Bogotá.
El dedo, pese a ser duro para nosotros por toda la zona del sur de Santander, quien la sigue la consigue dicen. Así que nosotros llegamos haciendo dedo, unas 12 horas tardamos, pero llegamos. En coche o bus el trayecto es de poco menos de 4 horas, hicimos el triple pero conociendo un montón.
Nuestra aventura camino a Tunja
Salimos de San Gil sabiendo que el dedo nos iba a costar, por toooodas las experiencias que habíamos tenido antes por la zona. Pero aún así no nos desanimamos.
Nos despertamos más temprano que lo normal para salir a la ruta. Nos bañamos y nos pusimos nuestras mejores galas. La apariencia siempre cuenta.
De nuevo estábamos en la carretera saliendo de San Gil dirección Socorro y de ahí después de unas 4 horas estaríamos en Tunja. Eso si todo salía bien. Habíamos calculado estar en unas 7, 8 horas…
De casa de Cindy hasta la salida de la ciudad un buen samaritano nos llevó para que no camináramos tanto con las mochilas acuestas. De la salida hasta que alguien nos levantara esperamos 5 horas, ya las 12 del medio día para decidirnos a tomar un bus hasta Socorro, el pueblo siguiente.
El sol nos volvía a quemar el rostro. Sudábamos y ya la estética era lo de menos. Estábamos en Socorro. Habíamos avanzado en 5 horas 30 km? Nos lo tomamos con humor y agua. Nuestras pintas no eran las más maravillosas del mundo, pero siempre con una sonrisa nos presentábamos a cualquier conductor que se dignara a mirarnos con nuestro pulgar en el horizonte.
Todo cambió
Y de repente todo cambió. Un coche se para. Era una pareja. Les informamos que queríamos llegar a hasta Tunja, pero que si nos adelantaban 10 km para nosotros ya era mucha ayuda. Aceptan. Él era ingeniero agrónomo y viajaba con la mujer recorriendo campos de café, para verificar que estén en buen estado y poderlos certificar.
Ellos en seguida se preocuparon por nosotros. Nos invitaron a un delicioso almuerzo para tener fuerza y seguir, decían. La ruta estaba muy congestionada porque estaban haciendo obras. Charlando y charlando con ellos en el coche, nos invitan a llevarnos con ellos a conocer así un campo de café y luego nos llevarían hasta Tunja.
Aceptamos sin pensarlo, sin saber qué hora era ni cuándo llegaríamos a Tunja.
Conocimos campos de cafés, probamos diferentes cafés del mismo campo y preparado por los mismos campesinos que nos atendían con amor.
¡Nunca había probado un café tan rico!
Llegábamos a Tunja después de todas estas experiencias a las 21hs. Ahí nos esperaría Aleja y su familia.
Primeras impresiones de Tunja
Llegamos de noche. Hacía frío, mucho frío, parecía que no estábamos preparados para esas temperaturas. La ciudad parecía más grande de lo que esperábamos. Por suerte Aleja nos vino a buscar, no estábamos lejos de donde nos habían dejado nuestros ya amigos.
Con Aleja en seguida pegamos buena onda, así que de una nos presentó a la mamá que vivía con ella y a la hermosa abuela. Y tal como llegamos y nos ofrecen algo para cenar nos fuimos a conocer un poco la ciudad por la noche con Aleja y unas amigas suyas.
Nos sorprendimos de lo hermosa que es la ciudad y la cantidad de movimiento juvenil que había a esas horas. Decidimos hacer un breve recorrido en auto para que nos enseñaran los principales lugares de la ciudad.
Tunja está llena de historia y de lugares asombrosos que uno no debería perderse. Así que pasamos de planificar dos días en la ciudad a quedarnos 10 y así aprovechar a conocer los alrededores como Villa de Leyva o Paipa.
Qué hacer en Tunja
Una de las cosas imperdibles de la ciudad es ir a la famosa plaza Bolívar. Y cómo no, desde ahí empezar a recorrer el centro histórico de la ciudad, declarado monumento nacional hace más de 50 años. Allí se conserva importantes tesoros de las diversas épocas históricas colombianas, las tradiciones ancestrales y la tendencia modernista.
Cerca de la Universidad de Tunja hay una plaza con un lago. Ahí cuentan los tunjanos que los muiscas (los originarios de la región) lanzaron todo el oro que tenían cuando llegaron los españoles, para que éstos no lo encontraran. Mil veces intentaron muchas generaciones recuperar ese famoso oro. Nadie lo logró, quedando esta historia como leyenda y como triunfo a los conquistadores. Al rededor de este lago, muy bien iluminado y acondicionado, hay varias representaciones de los pueblos originarios de la época. Del mismo modo pasa dentro del mismo recinto del a universidad, al cual se puede acceder acompañado por alguien de la misma.
En la ciudad se puede hacer cualquier tipo de turismo; histórico con museos y monumentos prehispánicos, arquitectura colonial y lugares de la época de la independencia. Así como turismo étnico con manifestaciones culturales autóctonas. Y como no turismo religioso. Iglesias no faltan en Tunja para visitar y descubrir. Aprovecha y deleitate con cualquier comida típica boyaquense, engordarás disfrutando.
Esta ciudad nos pareció fabulosa porque tiene lo que cualquier ciudad debe tener. Modernidad mezclándose con vacas pastando por los raíles del tren. El clima es más parecido al de Bogotá, aunque tiende a ser más frío. Clima andino, donde el mismo día pasas calor, frío y te puedes mojar con la lluvia.
Alrededores de Tunja
Si bien Tunja nos pareció una ciudad fantástica y tuvimos la suerte de estar con una familia maravillosa, sabíamos que los alrededores estaban llenos de sorpresas.
Al segundo día de estar en Tunja, nos recomendaron ir a Paipa. No lo dudamos, fuimos en bus, intentaríamos volver haciendo dedo.
Paipa
Más bien un pueblito típico boyaquense que una ciudad, es famosa por sus aguas termales a las que les atribuyen beneficios terapéuticos. Desde donde te deja el bus nos fuimos caminando hasta esas famosas termas. El día no nos acompañaba mucho, en cualquier momento se ponía a llover. Los paisajes caminando son espectaculares.
Llegamos a las termas pero nos pedían unos 17000 pesos colombianos la entrada, nos asomamos a verlas pero decidimos invertir ese dinero en comer algo típico. Nos volvíamos al centro y comimos unas ricas almojábanas, varios panes de yuca y un café.
De Paipa dicen que es un lugar ideal para el relax y que las infraestructuras hoteleras corresponden al turista muy satisfactoriamente. Y eso lo pudimos comprobar viendo infinidad de spas de camino a las termas. Además yendo hacia allí está el lago de Sochagota. Un bonito lugar para pasear, trotar o ir en bici.
Entre los sitios turísticos se encuentran la reserva natural de Ranchería, el Pantano de Vargas, el Parque principal Jaime Rook, la Catedral de Paipa, el Corregimiento de Palermo (Boyacá), La Playa, Piscinas Olitas(agua de manantial), Piscinas municipales, y la Casona el Salitre. Lugares a tener en cuenta cuando te vayas a Paipa, nosotros los descubrimos comiendo, gracias a una señora que se sentó a explicarnos maravillas del lugar mientras comíamos y veíamos el aguacero caer 🙂
Cuando despejó ya era tarde y nos tocó volver a Tunja, el dedo funcionó de maravillas con un joven que recién se sacaba el carnet de conducir y era un genio de los bitcoins. Surrealismo en el camino modo on.
Villa de Leyva
La lluvia no cesaba. Era normal nos decían en Tunja. Suerte que Aleja me prestó un abrigo sino hubiera muerto del frío esos días…
Con lluvia o sin lluvia nos iríamos a Villa de Leyva, el lugar turístico de la zona por excelencia.
Nos fuimos a la salida de Tunja en bus que nos costó 1500 pesos colombianos a cada uno. En la salida aún seguía lloviendo, y parecía que no iba a parar. Intentamos hacer dedo, pero no queríamos mojarnos mucho porque sino si que nadie nos iba a levantar.
Paró un bus… Justo el que iba a Villa de Leyva, nos pidió 7000 pesos colombianos por persona hasta allí. Aceptamos. Subimos y entre curvas y paisajes cubiertos de agua llegamos a Villa.
Dónde está Villa de Leyva
Está a solo 40 km al occidente de Tunja. Villa, para los amigos 😉 fue reconocida como monumento nacional en 1954. Es considerada uno de los pueblos más hermosos de Colombia, siendo el pueblo como tal y sus alrededores uno de los destinos turísticos más importante en el país. Y podemos dar fe de ello, si bien es verdad que para poder disfrutarla al máximo sería mejor recorrerla en auto propio, no hay que dejar de visitar el pueblo aunque sea en transporte público.
Caracterizada por conservar su arquitectura de estilo colonial y por sus variados paisajes. Algo que nos sorprendió fue su enorme plaza principal, empedrada que se encuentra flanqueada por antiguos edificios coloniales. Ahí se juntan los locales para hacer cualquier tipo de festejos y celebraciones. ¡Dicen que es la plaza más grande de Colombia!
Villa de Leyva tiene mil lugares para recorrer pero los más destacados serían
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- Centro de Investigaciones Paleontológicas (C.I.P).: Donde encontrarás una impresionante colección de los monstruos marinos Colombianos que convivieron con los dinosaurios.
- Iglesia parroquial: en el marco de la plaza principal.
- Casa del Cabildo: reliquia histórica, ubicada en uno de los costados de la plaza principal
- Casa Museo Antonio Nariño: Casa donde falleció el 13 de diciembre de 1823 Antonio Nariño primer traductor de los Derechos del Hombre y del Ciudadano del francés al castellano en América. Allí se encuentra interesante material de la época colonial y de la lucha por la independencia de España.
- Casa de Antonio Ricaurte: Casa donde nació el prócer Ricaurte que ahora se ha convertido en «el museo de la Fuerza Aérea». La entrada es totalmente gratuita.
- Museo paleontológico: Ubicado en la Casona el Molino de Osada, una edificación del siglo XIX. En el Museo se exhiben fósiles invertebrados y vertebrados, así como restos fósiles de plantas.
Pero también en los alrededores de Villa encuentras muchas más cosas:
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- Parque Arqueológico de Monquirá: conocido popularmente como «El Infiernito», es un conjunto precolombino de 30 grandes columnas de piedra de forma fálica y más de un centenar de columnas más pequeñas ordenadas en dos filas de oriente a occidente, situadas a unos 5 km de la cabecera. Se puede llegar caminando desde Villa si estás dispuesto a caminar. Para «entrar» al recinto se cobra entrada.
- Yacimiento rupestre de Sáchica: sitio con figuras y pictogramas que datan de la época prehispánica. Hay que ir en bus o auto propio.
- Cueva de la fábrica: formación natural, labrada por un río subterráneo.
- Los pozos azules: pozos artificiales de agua coloreados por la acción de sales de azufre que se liberan dentro de los mismos. Dicen que son una belleza. Nos quedó pendiente.
- Santuario de fauna y flora Iguaque: un área protegida que tiene varias lagunas, entre la que se destaca la Laguna de Iguaque por su significado histórico. No pudimos llegar y no tenemos mucha más información al respecto.
- Pozo de La Vieja
- El Alto de los Migueles
- Ruinas de Gachantivá
- Ráquira, considerada como la capital artesanal de Colombia y fue galardonada por la Corporación Nacional de Turismo en 1994 como uno de los pueblos más lindos de Boyacá, gracias a la pintoresca decoración de sus casas.
- Parque Mayoral: es un lugar para desempeñar distintas actividades relacionadas con deporte y aventura. En el parque se encuentra el canopy mas largo de Colombia, alrededor de unos 1500 metros. También, hay otro tipo de actividades como cabalgatas, puentes colgantes, Rapel o laberintos naturales.
Y seguro que nos dejamos algunas más, si saben de algún otro lugar no duden en dejarlo en los comentarios 😉
Nos quedamos un par de días por Villa, pero nos prometimos volver para recorrer con auto propio todas las maravillas que nos dejamos por el camino.
Volvimos haciendo dedo, que funcionó más rápido de lo que esperábamos. ¿Sería que el sol acompaña?
Conclusión
Tunja nos enamoró. La familia de Aleja y ella nos hicieron sentir como en casa, d
isfrutamos la ciudad, sus alrededores y vivimos como tunjanos por unos días.
Creemos profundamente que Tunja podría ser uno de nuestros lugares en el mundo. Cerca de la capital y cerca de la belleza natural de lugares como Paipa o Villa de Leyva.
Y si ya estábamos enamorados de la ciudad y su gente, en un último momento nos entrevistaron de la Universidad de Tunja. Unos amores, pero nunca nos pasaron la entrevista 🙁
Y como decimos siempre. Si te ha gustado, te ha parecido interesante… ¡¡Compartir es vivir!!
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